La Cruz, gran emblema universal

«La Cruz representa en si misma a la inteligencia en su totalidad y en sus partes, un gran emblema universal, principalmente en la circunstancia que nos ocupa. Por su parte inferior, que es la más larga, parece fijada en el centro de la Tierra, de esta Tierra manchada de tantas abominaciones; abominaciones todas que las aguas del Diluvio no pudieron borrar, y que sólo la sangre de una gran y pura víctima sería capaz de purificar.

Desde allí, se eleva a una región más alta donde forma un gran receptáculo por sus cuatro ramas que, extendiéndose sin obstáculos, parecen tocar los cuatro puntos cardinales del espacio universal y dan los frutos de la acción única que se opera en el centro de este receptáculo por el hombre-Dios que muere en este centro, para repararlo todo.

Esto nos permite concebir fácilmente los inmensos y prodigiosos resultados que la acción omnipotente del Verbo de Dios, unido a Jesús, muriendo en la cruz, operó sobre toda la Naturaleza visible e invisible, espiritual y corporal, que fue el testigo y el objeto de la misma. »

(J.-B. Willermoz, Tratado de las dos naturalezas divina y humana reunidas individualmente para la eternidad en un solo y mismo ser en la persona de Jesús-Cristo, Biblioteca Municipal de Lyon, ms 5940 n° 5).