Cruz de San Andrés nº 20

Toluca de Lerdo – Estado de México – México
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Cristianismo Primitivo y las Tesis del Régimen Rectificado

Jesús resucitado simbolizando las tesis origenistas del cristianismo primitivo.

Cristo resucitado como símbolo espiritual del Régimen Rectificado.

Jesús resucitado simbolizando las tesis origenistas del cristianismo primitivo.

Cristo resucitado como símbolo espiritual del Régimen Rectificado.

El Régimen Escocés Rectificado se Apoya en las Tesis del Cristianismo Primitivo Condenadas por la Iglesia

Las Instrucciones del Régimen Escocés Rectificado sobre los distintos Grados, en particular los de la clase no ostensible, se apoyan en proposiciones contrarias a las de la Iglesia sobre diversos puntos, especialmente sobre el tema de la “resurrección de la carne”, adhiriéndose la Orden a una tesis que la Iglesia ha condenado constantemente en sus concilios y por sus doctores, a saber, la aniquilación de los cuerpos de materia carnal.

La enseñanza de Jean-Baptiste Willermoz que transmite el Régimen Escocés Rectificado, como aparece precisamente en sus bases doctrinales esenciales martinezistas, está directamente ligada a las tesis neoplatónicas y origenistas del cristianismo primitivo, condenadas por la Iglesia en sus concilios.

Es un hecho, y esta presencia de tesis rechazadas por la institución eclesiástica en el seno del Régimen Rectificado representa para algunos una dificultad que sería vano negar. Sin embargo, si se quiere estar de acuerdo con una Orden a la que se pretende pertenecer, es lógicamente aconsejable aceptar su doctrina y profesarla, o al menos, como mínimo, respetar sus puntos de vista y no presentarlos como “errores” y calificarlos de “herejías no cristianas”, como ha sucedido por parte de ciertas autoridades pertenecientes a jurisdicciones singularmente ajenas a las verdades del Régimen Rectificado.

Jesús resucitado rodeado de discípulos, reflejando el cristianismo primitivo.

Jesús resucitado en medio de sus discípulos: un símbolo del cristianismo primitivo.

Es por esto que, por ejemplo, la conclusión sobre el destino del compuesto material, es decir, lógicamente, si al menos ésta se respeta en el marco de la enseñanza willermoziana, está tan lejos de fundar ingenuas esperanzas en una hipotética e ilusoria “transmutación de los cuerpos en espíritu y del espíritu en cuerpos”. Willermoz nos recuerda, con inteligencia y lucidez, las lecciones del Evangelio, insistiendo en que meditemos en la solemne y rigurosa advertencia de Jesús a Nicodemo: “Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es espíritu”. ’’ (Juan III, 6). Es importante considerar que sólo el Espíritu es llamado a las promesas de la eternidad.

A dos orígenes, corresponden dos naturalezas antagónicas y, en consecuencia, dos destinos enteramente diferentes: uno, concerniente a la materia “impura” y degradada, destinada a desaparecer definitivamente en el tenebroso abismo de la nada, el otro, concerniente a la vida del Espíritu, la posesión de la certeza de la comunión luminosa en la eternidad gloriosa.

Fuente: El Fénix Renaciente, « Régimen Escocés Rectificado y Cristianismo Trascendente », n° 4, 2018, pp. 43-44.

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